Ya no estes triste, hay gente a la que le va peor que a ti, ponle ganas, piensa cosas bonitas, el infaltable: ya no llores y a mi me va peor; son frases frecuentes que las personas con depresión tenemos que escuchar ¡que difícil! Me cuesta mucho decir que tengo depresión, por dos motivos, el primero, que me quiero evitar las frases que acabo de ponerles, las mismas que pueden venir acompañadas de chistes o pedidos de que saques una sonrisa o pedidos de que veas lo afortunada que eres o de escuchar las cosas feas que le pasaron a la persona que le acabas de contar; pero sobre todo no me gusta contarle a nadie eso, porque me da vergüenza. Es complicado de explicar, pero desde que tengo uso de razón, la salud mental ha sido más tabú aun que las salud sexual, creo que se iban por el mismo nivel, ambas eran temas totalmente prohibidos. Entonces he tenido que llegar a los 39 y pagar mi terapia, para poder entender, que todas esas cosas que me pasaban: el insomnio, los temblores, las parálisis de sueño, el insomnio, los dolores de cabeza y los inexplicables dolores musculares; eran por la depresión y ansiedad con la que he vivido desde siempre. Me recuerdo a mí misma pasándola tan mal, teniendo tanto miedo frente a cosas de las que no tenía control, pero siempre en silencio, esperando cerrar la puerta de mi cuarto para poder expresar lo que realmente sentía, que jodido, no poder llorar tranquila por tener miedo al juicio de los demás es una vaina. Ahora pensarán que soy una persona triste que anda llorando por las esquinas y que no se ríe jamás: no es cierto, me considero una persona alegre, que esta de buen humor casi siempre, que lleva las cosas con calma, si ese es el personaje que toco construir, siempre feliz, siempre de buenas, pero ya interpretar 39 años al mismo personaje me ha desgastado ¿saben? Ahora se me antoja ser Anahis. He asumido mi depresión el año pasado, que una serie de eventos desafortunados – no como los de la película- me pasaron y al estar sola, encontró la ventana para manifestarse de una vez y por todas las veces por las que no pudo manifestarse antes. Es increíble, yo siempre pensé que las personas veníamos al mundo con una cantidad de lágrimas y que, al llegar al límite, te secabas, no quedaba más, botella vacía; ¡error! Creo que en lugar de tener el 50% de agua en mi cuerpo, yo tengo el 90%. El año pasado, me pase un día entero llorando, desde que desperté, hasta que me dormí y dormía también, mientras comía, mientras me lavaba los dientes, mientras leía, no podía dejar de llorar, me pase un mes entero llorando, y no un par de lágrimas, que bueno, no señores, los verdaderos lagrimones esos que te mojan el cachete completo cuando van cayendo, además de los mocos que también eran agüita y de la saliva que se me salía en los sollozos, me recuerdo y me dan muchas ganas de abrazarme, me siento bien orgullosa de mi por haber podido salir de eso y mejorar mis condiciones. No quiere decir que no lloro, sigo llorando todos los días; pero pronto medito, me concentro en mi respiración y lo más importante tomo agua – porque quiero parchar todo lo que se me va en llanto. No he dejado de estar triste, estoy en el mismo estado de la depresión, solo que ahora estoy intentando gestionarla mejor, solo que ahora los ataques de ansiedad me quieren tumbar al piso y les juro que es una lucha diaria por estar bien. Es una verdadera mierda que sea tu cuerpo el que te quiera joder, porque no tienes mucho por donde oponer resistencia, sin embargo, se lucha y es rema para poder salir de ahí, no siempre con éxito, pero he aprendido a agradecerme el esfuerzo por estar bien, aunque muy seguidas veces no lo logre. Bueno, esta vez decidí pedir ayuda y la verdad que me dio mucho miedo, porque el juicio es algo que nos desarma, tuve la suerte de que mi mejor amiga sea psicóloga y cuando le dije, a pesar de estar lejos, me abrazo y me recordó que esta siempre ahí, y las veces que tengo un episodio muy jodido y que siento que no doy más, le escribo y se que esta, y con eso basta, que importante estar, solo eso. Lo tuve fácil con ella, porque para mi con ella nada a sido difícil, sin embargo no dejo de estar sola y pensé que sería buena idea decirle a alguna amiga con la que comparta circunscripción territorial, me fue bastante mal; le dije amiga tengo depresión, me dijo Nooo nada que ver, eso no, eso le da la gente ociosa, a la que no tiene nada de que preocuparse, mira tu ponte las pilas, este mal tiempo va a pasar, mira a mi se me perdió mi reloj el otro día, uno carísimo que me compre, y mira estoy completa, no te bajonees, sal a correr, ponle ganas, ocúpate en hacer algo, no pienses en eso y va a pasar, no te preocupes, mira tengo que ir a hacer algo urgente te llamo más tarde, claramente no volvió a llamar.
Es muy jodido tener depresión, no es solamente estar triste; es tu cuerpo con cero ganas de vivir, es tu cabeza repitiéndote mil veces que no sirves, que estas sola, que todos avanzan menos tu, que estas sola, que a nadie le importas, que te vas a quedar así para toda la vida, y muchas otras flores más; luchar contra ti es una de las peleas más difíciles que hay y cuando tienes a alguien al lado ayuda un montón, a veces no; nos han enseñado tanto que tenemos que ser fuertes, que nos pasamos el tiempo interpretando papeles que no nos corresponden y dejamos que tantas cosas se acumulen dentro, que cuando salen, son un tsunami que se lleva todo lo que encuentra a su paso, y tú te encuentras tan débil que solo te dejas llevar. Yo estoy intentando serme fiel y me he armado mi horario de actividades básicas que me he prometido cumplir, escribir es una, por eso estoy más pilas con el blog este mes; si bien no tengo a quien contarlo, tengo a quien escribirlo y tal vez alguien pueda leerlo y se abrace fuerte, por el abrazo que nadie nos da.
El domingo voy a salir a correr a las 6am, con una amiga a la que le dije que estaba triste y me dijo que la tristeza se iba corriendo, le creo, se que es así, o al menos mi pena y yo saldremos a correr con ella, es como un arbolito que encontré bien plantado mientras el tsunami me llevaba, me voy a sostener de el bien fuerte, hasta que las fuerzas se me vayan y me vuelva a dejar llevar, tal vez no ¿quién sabe? Hoy no estuve bien, pero lo intente, no me falle y me bañe y comí, eso me pone un poco contenta, no fallarme a mi es mi prioridad.
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