sábado, 8 de marzo de 2025

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80. El hueco

No me había dado cuenta de que tenía depresión hasta que le di espacio para que pudiera salir, la verdad que nunca tuve el tiempo y la oportunidad para dejarla salir, siempre encontré un pretexto para poder esconderla: mucho trabajo, rodeada de familia, alguien más triste que yo, otra persona a mi cuidado; en fin, nunca había estado sola y sin ocupación; lo cierto es que nunca me había dado un tiempo para escucharme, siempre había encontrado técnicas muy ingeniosas para silenciarme. Es jodido de explicar, pero transitar por la depresión me ha hecho entenderla y entenderme: cuando me contaban o leía que no tenías ganas de comer, o de bañarte o de despertarte o de salir de tu cama, de tu casa, y que no podías dejar de llorar; pensaba: UFF que cobardes, uno puede hacer las cosas que quiera, como se van a dejar estar tristes, ocupen en algo sus vidas y ya... ¡que equivocada! El año pasado 2023 perdí mi trabajo, me quede sin dinero y vivía sola, nadie dependía de mí, no tenía que actuar frente a alguien para que no se preocupen, no hubo escudo que poner, y la depresión encontró el camino perfecto para hacer cama en mí. Dormir era una pesadilla, perdí la cuenta de cuantas veces daba vueltas en la cama para agarrar el sueño, me frustraba tanto no poder dormir que recordaba todo lo que me estaba pasando y lloraba,  me despertaba tan cansada y tan tarde que no quería comer, solo dormir y me daba tanta colera y me parecía tan injusto que lo que me pasaba que volvía a llorar, bañarme me parecía tan estupido, no iba a salir, no tenía a donde ir, yo amo cocinar y empecé a hacerlo tan horrible que preferí no comer, lloraba de colera porque no podía hacer las cosas que antes me salían bien, no quería ir a hacer deportes porque no quería salir a gastar dinero, el poco que me quedaba, no quería ir a ver a mis amigos, porque no quería que nadie me pregunte y dar explicaciones y ponerme a llorar; claro esta que eso me frustraba más y me hacía llorar. Aquí voy a hacer un paréntesis, porque dije que vivo sola y no es cierto, vivo con Bernarda, mi perrita – mi salvadora-  todo lo que dije es cierto, todo eso sentía, pero no hubo un solo día que no me parara de la cama, porque mi nena necesitaba que le abra la puerta y le de su comida, ella también necesitaba salir a caminar todos los días y había que cocinarle también; así que a pesar que a mi me llevaba la fregada, nunca nunca deje que se la llevara a ella, y por ella mi ángel me podía de pie todos los días, ay carajo! Que hubiera sido de mi vida sin ella, pude transitar mi depresión de una manera más saludable porque tenía mi ancla de 4 patitas siempre jalándome del hueco en el que yo me hundía día a día. Quiero hacer un paréntesis también para decir lo importante que es tener un equipo de contención, ¡que bendecida que soy carajo! Mis amigas me sacaron del hueco también, mensajes, dinero, comida, llamadas, salidas, memes, siempre encontraron la forma de decirme que estaban ahí, y cuando más hundida estaba, sentía sus voces ahí arriba que me decían que podía salir, echándome porras, recordándome que cuando este lista, ellas iban a estar ahí para jalar de la soga y sacarme de ahí, que me hubiera hecho yo sin mis amigas. 

                                                               Una silueta de un hombre ayuda a salir del hoyo a otro. El concepto de  trabajo en equipo y ayuda mutua | Foto Premium

Transité pues por la depresión, y sigo transitando, pero como este es el segundo viaje que hago por este camino, ya se como agarrar las curvas y en que parte debo de ir más lento y sobre todo recordar abrazarme mucho para entenderme en este camino tan pendiente que me volvió a tocar pasar, estoy triste y lloro todos los días, pero siempre encuentro un motivo para no llorar 12 de las 24 horas, ni dejar que los pensamientos intrusivos hagan cama en mi cabeza: medito, respiro, le rasco la pancita a mi Berni o le mando un mensaje a una amiga, y lanzo una soguita para q me contengan y no me dejen caer de cara al fondo del hueco en el que ya estuve. Si, estoy en el hueco de nuevo, y sigue siendo una mierda: oscuro, triste, solitario, duro, amargo, doloroso, pero lo abrazo, transito en calma con el, porque además de las personas que están afuera echándome porras, se que si un día pude salir de él, puedo volver a salir cada vez que alguien o yo misma me lance a este hueco. Pude y podre.

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