viernes, 11 de marzo de 2022

 

73.-  LA MUJER MARAVILLA

Recuerdo que de chiquita me gustaba la mujer maravilla y  mientras mi mamá cocinaba o mi tía ayudaba a limpiar la casa, yo vivía dándome giros para convertirme en la mujer maravilla, me escondía en la alacena de los víveres y con el trapo, la escoba o el cucharon y cuando escuchaba que lo necesitaban, salía dando giros, diciendo que la mujer maravilla había venido a salvarlas de sus problemas, me recuerdo también dando giros por la casa con mi látigo de la verdad, intentando que Emanuel, en el casset, me dijera porque esa chica era de humo, me sentía poderosa como la mujer maravilla. Tuve que ir soltando de a pocos a la mujer maravilla, porque mis amigas lo que les gustaba era jugar a los bebes y a la cocinita. Pronto me afane con los thundercats y chitara era mi favorita, yo quería correr rápido como ella y golpear a los malosos, tuve que disimular mi gusto por los thundercats, porque mis amigas estaban muy afanadas con las barbies y el juego principal era casarla con ken, mala suerte la nuestra cuando de nuestro grupo solo una tenía el ken y la suya era la única Barbie que se casaba, las nuestras eran siempre las amigas que la ayudaban a prepararse para la boda. Después de eso me afane con los carritos y soldados, siempre tuve un par a la mano. La mía es una historia interesante, soy la menor de tres, las 2 primeras fueron mujeres, por eso esperaban que 8 años después yo fuera el hombresito soñado. Todos tejieron celeste, no es sorpresa para mí que mis primeras fotos sean con mantitas y ropones celestes, tengo una mantita azul en mi cama todavía. Siempre estuve a la búsqueda de la heroína a quien admirar, pase por los X-men amando a Tormenta, hermosa historia en la que me volteé todo el frasco de talco para tener su cabello, luego de eso tuve una larga relación de admiración por la agente Scolly, que mujer tan inteligente, tan lista, tan hábil, tan… nunca lo confesé, pero por ella quería ser médico para entrar al FBI y buscar marcianos. En secundaria la presión de grupo me hacía gritar mi amor y admiración por Salserín o por Servando y Florentino, la verdad que de estos dos últimos nunca me gusto ninguno, me parecían dos patas sin gracia, pero había que seguir lo que decían las demás y lloraba por el más flacucho con ellas. Para fortuna mía, en mi paseo mensual en las tiendas de libros, encontré uno de nombre chistoso “La casa de los espíritus”, ¿será de fantasmas? PAPÁ!!!!! Leyó la contratapa y sin decir mucho me lo compró, Isabel Allende fue mi nueva heroína, la que por cierto no suelto, ni soltaré jamás. Mi búsqueda de heroínas, se detuvo momentáneamente cuando vine a vivir con mi abuela, como a todo viejito le gustaba mucho contar sobre su vida y encajamos como piezas de rompecabezas, porque a mí me encanta escuchar. Pude descubrir la historia de mi familia, colmada de mujeres tan valientes, que la mujer maravilla no les llegaría ni al talón, mujeres tan inteligentes, tan trabajadoras, tan machasas, que me di cuenta que había estado mirando todo el tiempo para afuera, cuando debí de ver en las paredes de mi casa todo el oro sin pulir que había. Debo de reconocer que fue por contar sus historias, que empecé a escribir en serio. Con el pasar del tiempo me he dado cuenta de que me he rodeado de muchos círculos de mujeres:  de las que quieren ser las más brillantes haciéndote a ti la más opaca; de las que piensan como tú, hablan como tú, comen lo que tú, mientras tu les seas útil, después eres una persona sobrante; de las que te usan descaradamente para tener algo que tú tienes, sin pudor ni reparo, dándote 10 centimos de cariño y como droga hacen que te vuelvas dependiente a ellas, siempre haciéndote sentir mal, por no ser lo buena que ellas necesitan que seas (necesitas un golpe fuerte del universo para soltarse de esas)también las hay de las que entran a tu vida solo un ratito para enseñarte lo estúpida que puedes llegar a ser y luego se van saltando sobre los pedacitos de ti que quedan; luego las hay de las que entrar a tu vida un ratito nomas para sanarte y luego se van para sanar a alguien más; hay otras con las que, como película de amor, la conexión es instantánea, al verlas sabes que es agua del mismo cántaro y que aunque se hablen una vez al mes, van a estar ahí siempre, se lo digan o no; luego hay las mágicas, esas almas que fueron destinadas para ti, esas mujeres con las que compartes la misma energía, la misma esencia, el mismo fuego, esas hermanas distribuidas por todo el universo, que llegan a tu vida para quedarse para siempre.

Es hasta un poco vergonzoso decirlo, pero fue recién el año pasado que descubrí la palabra SORORIDAD, un grupo de mujeres maravillosas me la hizo conocer y también me la hizo sentir, esa solidaridad entre mujeres tan necesaria en estos tiempos tan confusos, ¿qué por qué hay una palabra para lo femenino y no para los hombres? Cuando tengas miedo de subir en falda a una combi o de ir un taxi muy tarde sola, crearan una palabra para los hombres.  Desde el año pasado me siento una mujer poderosa y eso es porque tengo un circulo de mujeres valientes, amorosas, inteligentes y siempre echadas para adelante, ellas me confortan, me dan fuerza y ánimo para seguir adelante y aunque algunas ya no están en este plano, sus historias y energía están siempre conmigo, hazte ese favor, rodéate de mujeres que te hagan ser mejor, junto a ellas, siempre para arriba, que siempre te recuerden lo mágica, poderosa y especial que eres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario