lunes, 22 de octubre de 2012

34.- Presa del pánico.


Siempre me considere una persona serena, considero que frente a las situaciones límite o de alto stress, siempre reaccioné con calma, tal vez un poco histérica, pero nunca llegué a los desmayos, o convulsiones; por lo que, tonta yo, me pensé una persona que podía controlar completamente sus nervios frente a cualquier circunstancia, claro está que no hace falta recalcar que en ese punto me encontraba profundamente errada. En miles de oportunidades, tuve el desagrado de ver a las personas reaccionar de formas incomprensibles, y muchas veces totalmente desesperantes frente a situaciones tensas, y cuando a mi familia le ha tocado pasar por uno de estos inesperados sucesos de la vida, siempre fui un manantial de calma, un elixir de paz, un pozo de paz para los demás, asumía por lo tanto mi posición calmada para poder esparcir sin ninguna discreción, calma y paciencia a todos los que la requirieran; nunca en los momentos de más grande desesperación necesite a alguien prendido de mi hombro para infundirme calma; por lo tanto y teniendo en cuenta lo que refiero, llegaron a la conclusión de que soy una persona calma y que bajo cualquier ocasión podre sin lugar a  dudas, controlar mis nervios con la sencillez que un trailero maneja un camión enorme de miles de toneladas. Y cabe decir, que dentro de mi tormentosa personalidad, consideraba yo, tener por lo menos bien en claro, un par de mis virtudes (la verdad que es mucho menos que un par) y claro una de ellas era eso…y nada más lejos de la verdad. Lo gracioso es que siempre he podido controlarme, porque nunca había pasado algo intensamente relacionado a mí, es decir, directamente relacionado a mí, en pocas palabras algo que solo me importaba a mí, y algo con lo que de salir mal, la única jodida seria yo. Hasta que llego el día aciago en el que paso, todo lo que tenía que pasar en un mes, todo en un solo día, y con la cereza del helado, que tenía que presentar los resultados dentro de dos días…WHAT!!. Yo siempre pensé que los ataques de pánico eran puro cuento tele novelero, o el típico pretexto colegial (que hasta escenificas con desmayo y convulsión) para poder salir del salón y poder ir a dormir con total tranquilidad a la enfermería, o lo que te inventas para salir del batallón que está parado en el patio a medio día en la formación antes del desfile. La verdad es que si he tenido mis ataques de pánico, pero siempre eran una maravillosa actuación, y practicado en las situaciones que mas me convenían, siempre para poder zafarme de algo, nunca me había sentido atacada por los nervios, ni mucho menos por el temor por el que uno se siente invadida frente a una situación extrema; pero esta semana cuando tuve que pasar por uno de estos momentos; no hubo una sola fuerza humana, una salida farmacéutica, un hierbita salvadora, un rezo poderoso; una limpia con ruda, romero y retama, que puedan hacerme tranquilizar, en el momento menos pensado todo lo que antes criticaba, todo lo que veía en las mejores novelas, todo lo que más me temía; me vino de una sola, sin previo aviso y sin ninguna intención de retirarse. Para empezar todo fue muy rápido, en menos de una hora me enteré que tenía menos de 48 horas para preparar algo que estuve esperando durante dos años y que sería totalmente determinante para mi vida, nunca pensé que se podía sentir realmente, como todos los jugos gástricos de vierten violentamente en tu estomago, lo que produce en ti una sensación de vacío, comparado solo con un puñete de Kina Malpartida (campeona mundial de box)en la boca del estomago; a medida que me iba alejando de el lugar, sentí claramente, como un hormigueo recorría sin ningún respeto mis articulaciones; las piernas me temblaban, casi no podía dar un paso, y ni que decir de mis manos, ni el frío más intenso me había hecho tiritar así, sin contar tampoco con que no podía hilar una sola idea, comenzaba pensando una cosa, y casi inmediatamente, se venía otra idea que se desvanecía en menos de lo que se dice nauseas!, y sí claro también tuve nauseas, no podía ni tomar agua que me daban unas incontenibles nauseas, terrible! Sin contar que me comenzó una inexplicable alergia, miles y miles de ronchas esparcidas sin ningún respeto por todo mi cuerpo; sinceramente nunca pensé que mi propio cuerpo iba a ponerse en mi contra, por más que yo pretendía estar calmada, que dominaba a mi cerebro para que se porte bien, mi cuerpo de porquería ganaba la batalla y encontraba algún síntoma, para gritarle al mundo lo nerviosa que estaba. Pero eso no es mucho comparado con otros casos; una amiga mía extremadamente feliz por su matrimonio, lo organizo con muchísimo esmero casi por medio año, no se le había escapado un solo detalle, para el día de la boda, estaba todo completamente listo y perfecto; claro que ella no contaba con ella misma. Esa mañana despertó con un dolor profundo de estómago, que no quiso dar mucha importancia (lo que no duro mucho tiempo), en menos de lo que demoro en llegar al baño, se tomó con el GIGANTESCO GRANO, que le había salido en la punta de la nariz, casi entra en ataque de pánico, porque además de ser enorme era increíblemente rojo, y tenía la forma exacta de una verruga; claro que no tuvo mucho tiempo para ponerse a pensar en el acné que tomaba posesión de su nariz, pues su estomago no le dio un segundo más y comenzó a emitir sonidos parecidos a llamados de ballenas azules, en medio de un campo minado…si señoras y señores, estaba con diarrea!, una vez más no conto con la astucia de su cuerpo para poder su aparente paz. Algunas veces, el pánico es solamente una consecuencia que nosotros mismo nos buscamos, muchas veces, por hacernos los súper valientes, los machos alfa, las mujeres independientes, las chicas del siglo XXI; nos mandamos cada moco seco!, y no nos damos cuenta sino cuando ya estamos profundamente jodidos, y no encontramos como salir de ese embrollo, hasta ahí nada más llega nuestro valor. Por hacernos los súper valientes nos mandamos a caminar en medio de una mancha de pandilleros, los que por cierto están totalmente stones!, pero claro tenemos la súper confianza de que ni nos miraran, eso demostramos claro! Y por lo tanto caminas con la tranquilidad de que estuvieras pasando por el pasadizo central de un monasterio de clausura, pero por dentro nuestra vejiga esta mucho más apretada que con 5 joncas de chela. O cuando tu amigo por hacerse el súper macho, se pone pico a pico con el fortachón borracho, fisicoculturista y sin un solo detalle que lo haga siquiera escasamente guapo o por lo menos pasable; que te está sacando plan en la disco, a pesar de que mide metro y medio, y estar más flaco que Marck Anthony, se le planta enfrente confiado de que gigantón, por estar borracho no le va a dar pelea; pero sí, se le para enfrente también, y responde a sus insultos; entonces puedes ver como disimuladamente, llenándose de pretextos y a medida que su piel va cambiando de color, a un blanco casi cristalino, va acercándose a la salida más cercana, mientras va profiriendo una sarta de insultos y maldiciones; ves claramente como va tomando vuelo para salir corriendo más rápido que cohete de submarino, tardas más en llegar a la puerta para ver por donde se fue, que él en desaparecer del alcance del ojo humano. La que menos me dirá que no se las ha querido dar de mujer independiente miles de veces, y por hacerse la súper fuerte se a metido a hacer cosas que sabe muy bien no puede hacer, pero para no quedar como debilucha, o monse, te mandas a cargar esa caja súper pesada, o a subirte a ese cerro súper empinado, o te metes en medio de una súper manifestación donde están por matarse; entras con total y plena confianza de que nada te puede pasar, hasta que dos minutos después tu cerebro te recuerda quien eres y que estas al borde de la muerte, entonces te entra el pánico y buscas por cualquier motivo salir del aprieto al que te metiste, pero siempre manteniendo la pose; claro está, siempre tienes que demostrar que no te estás dando por vencido, hasta para huir de esa situación totalmente complicada, tienes que irte con la cabeza alta, siempre con la certeza de que no estas muriendo de miedo (que es como realmente estas), sino que ya diste por terminado lo que fuiste a hacer. Pues bien, es súper complicado salir de un ataque de nervios, pero pase lo que pase uno siempre tiene que hacerse merecedor de los Oscares, y salir de esa situación tenebrosa, con una expresión por demás serena, tranquila y sobre todo de ganador, esto siempre controlando tus esfínteres, nervios y glándulas lacrimales, para que nadie note, como te consumes de miedo, lo que es yo, tengo que ir a tomar mi pastilla para las nauseas, y echarme mi cremita para las alergias, nadie puede notar mañana lo atacada de pánico que estoy, ojala no me desmaye!...hablaos!

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