Siempre me considere una persona
serena, considero que frente a las situaciones límite o de alto stress, siempre
reaccioné con calma, tal vez un poco histérica, pero nunca llegué a los
desmayos, o convulsiones; por lo que, tonta yo, me pensé una persona que podía
controlar completamente sus nervios frente a cualquier circunstancia, claro está
que no hace falta recalcar que en ese punto me encontraba profundamente errada.
En miles de oportunidades, tuve el desagrado de ver a las personas reaccionar
de formas incomprensibles, y muchas veces totalmente desesperantes frente a
situaciones tensas, y cuando a mi familia le ha tocado pasar por uno de estos
inesperados sucesos de la vida, siempre fui un manantial de calma, un elixir de
paz, un pozo de paz para los demás, asumía por lo tanto mi posición calmada
para poder esparcir sin ninguna discreción, calma y paciencia a todos los que
la requirieran; nunca en los momentos de más grande desesperación necesite a
alguien prendido de mi hombro para infundirme calma; por lo tanto y teniendo en
cuenta lo que refiero, llegaron a la conclusión de que soy una persona calma y
que bajo cualquier ocasión podre sin lugar a
dudas, controlar mis nervios con la sencillez que un trailero maneja un
camión enorme de miles de toneladas. Y cabe decir, que dentro de mi tormentosa
personalidad, consideraba yo, tener por lo menos bien en claro, un par de mis
virtudes (la verdad que es mucho menos que un par) y claro una de ellas era
eso…y nada más lejos de la verdad. Lo gracioso es que siempre he podido
controlarme, porque nunca había pasado algo intensamente relacionado a mí, es
decir, directamente relacionado a mí, en pocas palabras algo que solo me
importaba a mí, y algo con lo que de salir mal, la única jodida seria yo. Hasta
que llego el día aciago en el que paso, todo lo que tenía que pasar en un mes,
todo en un solo día, y con la cereza del helado, que tenía que presentar los
resultados dentro de dos días…WHAT!!. Yo siempre pensé que los ataques de
pánico eran puro cuento tele novelero, o el típico pretexto colegial (que hasta
escenificas con desmayo y convulsión) para poder salir del salón y poder ir a
dormir con total tranquilidad a la enfermería, o lo que te inventas para salir
del batallón que está parado en el patio a medio día en la formación antes del
desfile. La verdad es que si he tenido mis ataques de pánico, pero siempre eran
una maravillosa actuación, y practicado en las situaciones que mas me convenían,
siempre para poder zafarme de algo, nunca me había sentido atacada por los
nervios, ni mucho menos por el temor por el que uno se siente invadida frente a
una situación extrema; pero esta semana cuando tuve que pasar por uno de estos
momentos; no hubo una sola fuerza humana, una salida farmacéutica, un hierbita
salvadora, un rezo poderoso; una limpia con ruda, romero y retama, que puedan
hacerme tranquilizar, en el momento menos pensado todo lo que antes criticaba,
todo lo que veía en las mejores novelas, todo lo que más me temía; me vino de
una sola, sin previo aviso y sin ninguna intención de retirarse. Para empezar
todo fue muy rápido, en menos de una hora me enteré que tenía menos de 48 horas
para preparar algo que estuve esperando durante dos años y que sería totalmente
determinante para mi vida, nunca pensé que se podía sentir realmente, como
todos los jugos gástricos de vierten violentamente en tu estomago, lo que
produce en ti una sensación de vacío, comparado solo con un puñete de Kina
Malpartida (campeona mundial de box)en la boca del estomago; a medida que me
iba alejando de el lugar, sentí claramente, como un hormigueo recorría sin
ningún respeto mis articulaciones; las piernas me temblaban, casi no podía dar
un paso, y ni que decir de mis manos, ni el frío más intenso me había hecho
tiritar así, sin contar tampoco con que no podía hilar una sola idea, comenzaba
pensando una cosa, y casi inmediatamente, se venía otra idea que se desvanecía
en menos de lo que se dice nauseas!, y sí claro también tuve nauseas, no podía
ni tomar agua que me daban unas incontenibles nauseas, terrible! Sin contar que
me comenzó una inexplicable alergia, miles y miles de ronchas esparcidas sin
ningún respeto por todo mi cuerpo; sinceramente nunca pensé que mi propio
cuerpo iba a ponerse en mi contra, por más que yo pretendía estar calmada, que
dominaba a mi cerebro para que se porte bien, mi cuerpo de porquería ganaba la
batalla y encontraba algún síntoma, para gritarle al mundo lo nerviosa que
estaba. Pero eso no es mucho comparado con otros casos; una amiga mía extremadamente
feliz por su matrimonio, lo organizo con muchísimo esmero casi por medio año,
no se le había escapado un solo detalle, para el día de la boda, estaba todo
completamente listo y perfecto; claro que ella no contaba con ella misma. Esa
mañana despertó con un dolor profundo de estómago, que no quiso dar mucha
importancia (lo que no duro mucho tiempo), en menos de lo que demoro en llegar
al baño, se tomó con el GIGANTESCO GRANO, que le había salido en la punta de la
nariz, casi entra en ataque de pánico, porque además de ser enorme era
increíblemente rojo, y tenía la forma exacta de una verruga; claro que no tuvo
mucho tiempo para ponerse a pensar en el acné que tomaba posesión de su nariz,
pues su estomago no le dio un segundo más y comenzó a emitir sonidos parecidos
a llamados de ballenas azules, en medio de un campo minado…si señoras y
señores, estaba con diarrea!, una vez más no conto con la astucia de su cuerpo
para poder su aparente paz. Algunas veces, el pánico es solamente una
consecuencia que nosotros mismo nos buscamos, muchas veces, por hacernos los súper
valientes, los machos alfa, las mujeres independientes, las chicas del siglo
XXI; nos mandamos cada moco seco!, y no nos damos cuenta sino cuando ya estamos
profundamente jodidos, y no encontramos como salir de ese embrollo, hasta ahí
nada más llega nuestro valor. Por hacernos los súper valientes nos mandamos a
caminar en medio de una mancha de pandilleros, los que por cierto están
totalmente stones!, pero claro tenemos la súper confianza de que ni nos
miraran, eso demostramos claro! Y por lo tanto caminas con la tranquilidad de
que estuvieras pasando por el pasadizo central de un monasterio de clausura,
pero por dentro nuestra vejiga esta mucho más apretada que con 5 joncas de
chela. O cuando tu amigo por hacerse el súper macho, se pone pico a pico con el
fortachón borracho, fisicoculturista y sin un solo detalle que lo haga siquiera
escasamente guapo o por lo menos pasable; que te está sacando plan en la disco,
a pesar de que mide metro y medio, y estar más flaco que Marck Anthony, se le
planta enfrente confiado de que gigantón, por estar borracho no le va a dar
pelea; pero sí, se le para enfrente también, y responde a sus insultos;
entonces puedes ver como disimuladamente, llenándose de pretextos y a medida
que su piel va cambiando de color, a un blanco casi cristalino, va acercándose
a la salida más cercana, mientras va profiriendo una sarta de insultos y
maldiciones; ves claramente como va tomando vuelo para salir corriendo más
rápido que cohete de submarino, tardas más en llegar a la puerta para ver por
donde se fue, que él en desaparecer del alcance del ojo humano. La que menos me
dirá que no se las ha querido dar de mujer independiente miles de veces, y por
hacerse la súper fuerte se a metido a hacer cosas que sabe muy bien no puede
hacer, pero para no quedar como debilucha, o monse, te mandas a cargar esa caja
súper pesada, o a subirte a ese cerro súper empinado, o te metes en medio de
una súper manifestación donde están por matarse; entras con total y plena
confianza de que nada te puede pasar, hasta que dos minutos después tu cerebro
te recuerda quien eres y que estas al borde de la muerte, entonces te entra el
pánico y buscas por cualquier motivo salir del aprieto al que te metiste, pero
siempre manteniendo la pose; claro está, siempre tienes que demostrar que no te
estás dando por vencido, hasta para huir de esa situación totalmente
complicada, tienes que irte con la cabeza alta, siempre con la certeza de que
no estas muriendo de miedo (que es como realmente estas), sino que ya diste por
terminado lo que fuiste a hacer. Pues bien, es súper complicado salir de un
ataque de nervios, pero pase lo que pase uno siempre tiene que hacerse
merecedor de los Oscares, y salir de esa situación tenebrosa, con una expresión
por demás serena, tranquila y sobre todo de ganador, esto siempre controlando
tus esfínteres, nervios y glándulas lacrimales, para que nadie note, como te
consumes de miedo, lo que es yo, tengo que ir a tomar mi pastilla para las
nauseas, y echarme mi cremita para las alergias, nadie puede notar mañana lo
atacada de pánico que estoy, ojala no me desmaye!...hablaos!
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