lunes, 28 de marzo de 2022

74.- CORRE FOREST CORRE…


Hace unos años me fui a vivir por primera vez sola, pero sola solita, en una ciudad donde no tenía un familiar donde ir corriendo si es que se me quemaba la ducha, o una tía donde ir a gorrear comida cuando se te acabo la plata, o un primo que llamar cuando se te rompe la llave para entrar a la casa, me fui sola solita a una ciudad a la que había ido un par de veces, pero siempre acompañada de alguien. Los primeros días disfrute como loca esta nueva vida, por primera vez en mi vida, solo tenía que preocuparme por mí, desde despertarme a dormirme, la única prioridad en mi vida era, después de 29 años: YO. Y uno piensa, ufff que lindo tengo todo el tiempo del mundo para mí, pero había estado dedicada tanto tiempo a otros que no me conocía nada, rapidito nomas me di cuenta que no sabía nada de mí, no encontraba qué hacer con mi tiempo cuando terminaban mis ocupaciones, encerrada en ese cuarto de 4x4, mirando el techo, analizaba las mejores 3 formas de llamar a casa y decir que me iba a regresar porque no iban bien las cosas. Digamos que la situación económica no era la mejor, pero nunca llego a la peor, al menos en el primer año, tenía lo suficiente para comer todos los días, moverme a donde tenía que llegar y una vez a la semana comerme algo rico y nada más. En mi completa ociosidad me volví la más eficaz y resolvía las tareas que eran para todo el día en solo horas y tenía más de medio día para seguirlo compartiendo con la insoportable de mí. Me sentaba en el piso a pensar como antes tenía tantas personas con las que hablar y ahora pasaban días sin intercambiar una palabra con una persona. Antes de que termine la primera semana, empecé a sentir una presión en el centro del pecho, como si el universo me hubiera metido un puñete, me faltaba un poco el aire y sentía que las paredes de mi cuarto, en el que podía pasar 48 horas sin salir, se venían sobre mí. Antes de caer en la locura decidí ponerme ropa deportiva y salir a explorar la zona. Era un barrio tan bonito, habían tantos árboles, tanto verde, hermoso y residencial lleno de gente que me miraba por las enormes ventanas, con cara de que sabían que yo no era de ahí. Huyendo de las miradas de juzgamiento, me topé con unas personas que iban corriendo, haciendo footing  creo que se dice, por un caminito alegre, no tenía luz de luna o de sol, pero se veía amigable, así que decidí caminar por ahí, llegue al fin a un enorme circuito deportivo donde muchas personas corrían, hacían ejercicio, otras con equipos de música hacían rutinas aeróbicas, camine entre ellos y no lo podía creer, ninguno me miro con cara de superioridad o asquito, como algunos de mis vecinos o hasta el vigilante de la cuadra. Me puse a correr detrás de unos tipos que iban empilados con audífonos y relojes en los que miraban su tiempo, yo me sentía la muy deportista: por favor, yo vengo de 4000metros sobre el nivel del mar, aquí a 0.0msnm voy a ser una gacela. En 3 minutos había perdido a los tipos y a mí me estaban temblando las piernas, tome aire y decidí que aunque me costara la vida iba a terminar ese circuito, el que no tenía ni idea cuanto tenía de distancia. Empecé a correr y paso a paso me fui soltando de todo, me concentraba por momentos en mi respiración, otros en mis pasos, los más bonitos en los pajaritos que estaban en los árboles, los más álgidos contaba las veces en la que los tipos del inicio, me pasaban, no tuve ni idea de cuánto tiempo hice pero llegue al final del circuito que había sido en el mismo lugar en el que empecé, me tumbe en el pasto, casi sin aliento y me sentí tan feliz, hacía días que no sentía esa paz en mi, tuve el chance de resetear mi cerebro por unos minutos y pensar únicamente en NADA, abracé tanto esa emoción que decidí volver ese día y luego el día siguiente y el día que vino después también. Pero no crean, el performance fue mejorando, ya llevaba zapatillas para trote, mis audífonos, mi botellita de agua en mi canguro, mi celular con música chévere y mi gorrito, porque la insolación del primer día todavía me duele.

Era tan liberador, que nunca me vi despertando temprano para salir a correr, pero cuando no lo hacía sentía que el día no había marchado bien. Hace ya 9 años que empecé con ese gustito y estos últimos meses lo he retomado con fuerza, inicialmente porque gracias a la pandemia tenia, aproximadamente 200kilos de más y cero soles en la cuenta, así que no encontré mejor forma de ejercitarme, pero este 2022 me ha exigido retomar mi gustito culposo. Recuerdo que en mis mejores épocas en el país de las maravillas, donde hay ese circuito hermoso para correr, lo mejor que pude hacer fueron 7kilometros, y esto era cuando sentía que la presión en mi vida me iba a tumbar, se me caía el pelo a mechones, comía y a los segundos quería vomitar, no podía dormir, y me despertaba llorando a media noche, revisaba las cuentas todos los días para saber si llegaba o no, si no fuera por que salía a correr hubiera perdido la razón y antes de hacerlo decidí que era tiempo de volver. Aquí en mi casita de nuevo, más en paz con el universo y con mis espíritus, el universo me regalo un circuito para correr, la octava parte de lo bonito que era el otro: no hay árboles, no hay pajaritos ni tampoco muchas personas que lo usen para correr y no como parqueo; pero llego caminando y nadie me jode, así que no puedo pedir más. Les decía que volví a correr hace unos meses, pero desde que arrancó este año y el estrés y las paredes y la presión en el pecho volvieron me he mandado con fuerza a correr, ahora solo me pongo los audífonos y corro, procuro hacer un número determinado de vueltas, pero me jalan tanto mis pensamientos que me descuido en la cuenta y a la mitad ya no se en que voy, la verdad es que solo me dejo llevar, mi mente siempre en cosas bonitas cuando corro, así que la estoy pasando tan bien que no me interesa mucho parar, ya cuando las rodillas se empiezan a doblar solitas, sé que ha llegado el momento, 10.50km fue el viernes y así como va el año y la vida, creo que este año como mínimo termino en 15km. Amo correr, escucharme a mí y darme a tiempo a mí a pasar todo en limpio y solo concentrarme como tengo la bendición de que ingresa el aire en mis pulmones y mis musculosa obedecen lo que les pido, amo la hora que tengo para escuchar a mis células, amo el tiempo que me doy para dejarme ir, amo el tiempo que me dedico a amarme. Tal ves por eso Forres un día empezó a correr y no paró más, tal ves solo quería tener la mente en limpio y escuchar lo que dentro de él le decían.

 

 

viernes, 11 de marzo de 2022

 

73.-  LA MUJER MARAVILLA

Recuerdo que de chiquita me gustaba la mujer maravilla y  mientras mi mamá cocinaba o mi tía ayudaba a limpiar la casa, yo vivía dándome giros para convertirme en la mujer maravilla, me escondía en la alacena de los víveres y con el trapo, la escoba o el cucharon y cuando escuchaba que lo necesitaban, salía dando giros, diciendo que la mujer maravilla había venido a salvarlas de sus problemas, me recuerdo también dando giros por la casa con mi látigo de la verdad, intentando que Emanuel, en el casset, me dijera porque esa chica era de humo, me sentía poderosa como la mujer maravilla. Tuve que ir soltando de a pocos a la mujer maravilla, porque mis amigas lo que les gustaba era jugar a los bebes y a la cocinita. Pronto me afane con los thundercats y chitara era mi favorita, yo quería correr rápido como ella y golpear a los malosos, tuve que disimular mi gusto por los thundercats, porque mis amigas estaban muy afanadas con las barbies y el juego principal era casarla con ken, mala suerte la nuestra cuando de nuestro grupo solo una tenía el ken y la suya era la única Barbie que se casaba, las nuestras eran siempre las amigas que la ayudaban a prepararse para la boda. Después de eso me afane con los carritos y soldados, siempre tuve un par a la mano. La mía es una historia interesante, soy la menor de tres, las 2 primeras fueron mujeres, por eso esperaban que 8 años después yo fuera el hombresito soñado. Todos tejieron celeste, no es sorpresa para mí que mis primeras fotos sean con mantitas y ropones celestes, tengo una mantita azul en mi cama todavía. Siempre estuve a la búsqueda de la heroína a quien admirar, pase por los X-men amando a Tormenta, hermosa historia en la que me volteé todo el frasco de talco para tener su cabello, luego de eso tuve una larga relación de admiración por la agente Scolly, que mujer tan inteligente, tan lista, tan hábil, tan… nunca lo confesé, pero por ella quería ser médico para entrar al FBI y buscar marcianos. En secundaria la presión de grupo me hacía gritar mi amor y admiración por Salserín o por Servando y Florentino, la verdad que de estos dos últimos nunca me gusto ninguno, me parecían dos patas sin gracia, pero había que seguir lo que decían las demás y lloraba por el más flacucho con ellas. Para fortuna mía, en mi paseo mensual en las tiendas de libros, encontré uno de nombre chistoso “La casa de los espíritus”, ¿será de fantasmas? PAPÁ!!!!! Leyó la contratapa y sin decir mucho me lo compró, Isabel Allende fue mi nueva heroína, la que por cierto no suelto, ni soltaré jamás. Mi búsqueda de heroínas, se detuvo momentáneamente cuando vine a vivir con mi abuela, como a todo viejito le gustaba mucho contar sobre su vida y encajamos como piezas de rompecabezas, porque a mí me encanta escuchar. Pude descubrir la historia de mi familia, colmada de mujeres tan valientes, que la mujer maravilla no les llegaría ni al talón, mujeres tan inteligentes, tan trabajadoras, tan machasas, que me di cuenta que había estado mirando todo el tiempo para afuera, cuando debí de ver en las paredes de mi casa todo el oro sin pulir que había. Debo de reconocer que fue por contar sus historias, que empecé a escribir en serio. Con el pasar del tiempo me he dado cuenta de que me he rodeado de muchos círculos de mujeres:  de las que quieren ser las más brillantes haciéndote a ti la más opaca; de las que piensan como tú, hablan como tú, comen lo que tú, mientras tu les seas útil, después eres una persona sobrante; de las que te usan descaradamente para tener algo que tú tienes, sin pudor ni reparo, dándote 10 centimos de cariño y como droga hacen que te vuelvas dependiente a ellas, siempre haciéndote sentir mal, por no ser lo buena que ellas necesitan que seas (necesitas un golpe fuerte del universo para soltarse de esas)también las hay de las que entran a tu vida solo un ratito para enseñarte lo estúpida que puedes llegar a ser y luego se van saltando sobre los pedacitos de ti que quedan; luego las hay de las que entrar a tu vida un ratito nomas para sanarte y luego se van para sanar a alguien más; hay otras con las que, como película de amor, la conexión es instantánea, al verlas sabes que es agua del mismo cántaro y que aunque se hablen una vez al mes, van a estar ahí siempre, se lo digan o no; luego hay las mágicas, esas almas que fueron destinadas para ti, esas mujeres con las que compartes la misma energía, la misma esencia, el mismo fuego, esas hermanas distribuidas por todo el universo, que llegan a tu vida para quedarse para siempre.

Es hasta un poco vergonzoso decirlo, pero fue recién el año pasado que descubrí la palabra SORORIDAD, un grupo de mujeres maravillosas me la hizo conocer y también me la hizo sentir, esa solidaridad entre mujeres tan necesaria en estos tiempos tan confusos, ¿qué por qué hay una palabra para lo femenino y no para los hombres? Cuando tengas miedo de subir en falda a una combi o de ir un taxi muy tarde sola, crearan una palabra para los hombres.  Desde el año pasado me siento una mujer poderosa y eso es porque tengo un circulo de mujeres valientes, amorosas, inteligentes y siempre echadas para adelante, ellas me confortan, me dan fuerza y ánimo para seguir adelante y aunque algunas ya no están en este plano, sus historias y energía están siempre conmigo, hazte ese favor, rodéate de mujeres que te hagan ser mejor, junto a ellas, siempre para arriba, que siempre te recuerden lo mágica, poderosa y especial que eres.